Comprometido Siempre
Con los Auto Productores de Bajos Ingresos
Tuve el privilegio de colaborar con el Dr. Eibenschutz en tres momentos: en los años 80 en el Fondo Nacional de Habitaciones Populares (FONHAPO), a fines de los 90 en el Instituto de Vivienda cuando fue Secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda del primer gobierno elegido democráticamente en nuestra ciudad y más recientemente, a fin de 2022, acompañando su gestión como Presidente del Comité de Producción Social de Vivienda Asistida del Consejo Nacional de Vivienda.

En FONHAPO, Roberto, junto con Enrique Ortiz, transformó el Fideicomiso para atender a la población no asalariada de bajos ingresos, brindando financiamiento para regular y facilitar los procesos de urbanización popular. Facilitaron el acceso a vivienda a través de créditos adaptados a la capacidad de pago. Basaron su estrategia en el principio de que la vivienda es un proceso social por etapas y no un producto terminado, en consecuencia, sin rebasar 2 mil veces salario mínimo (vsm) se ofrecían opciones ajustables, desde suelo, servicios de urbanización progresivos, vivienda inicial o terminada y producción y distribución de materiales de construcción.
FONHAPO reconoció como intermediarios al sector público, privado y social; facilitó las solicitudes otorgando préstamos para estudios y asesoría calificada. Incrementó su actuación dirigiendo su financiamiento a personas morales y no a individuos, implementó métodos para promover la participación y autogestión de la demanda en todo el proceso para otorgar el crédito. En 1985 Roberto asumió otra responsabilidad, dejó avanzadas las negociaciones de un crédito del Banco Mundial al gobierno mexicano para incrementar la cobertura del FONHAPO.
En 1986 se firmó el contrato y poco después, dos préstamos más, destinados a la reconstrucción de las viviendas afectadas por el sismo en la Ciudad de México. Roberto confiaba en los jóvenes, delegaba responsabilidades. Nos ayudó a formarnos profesionalmente.


El gran aporte de Roberto, compartido con Enrique Ortiz, fue desarrollar un organismo al servicio de las necesidades de la población de bajos ingresos que autoproduce su vivienda y formaron cuadros de profesionistas comprometidos con la vivienda socialmente producida.
En diciembre de 1997, como parte del gobierno de transición encabezado por el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas, Roberto asumió el compromiso del programa Una Ciudad para todos, enfocado a la inclusión social a través de la vivienda. Fue una etapa complicada, diversas organizaciones demandaban cumplir convenios que comprometían más de 36 mil viviendas; los dos Fideicomisos locales —FICAPRO y FIVIDESU— adeudaban más de 575 millones por intereses de la vivienda terminada y no contratada; muchas familias vivían en la calle, en 1997 se demolieron las vecindades en riesgo que ocupaban para ser construidas con financiamiento del Fondo de Vivienda (FOVI) que no llegó.
El gobierno capitalino había delegado la atención de la población pobre en dos organismos federales, FOVI y FONHAPO, mientras que los tres organismos locales —Instituto de Vivienda y dos Fideicomisos— contaban con recursos limitados, principalmente para subsidio, que facilitaban los créditos del FOVI y atenuaban la presión de algunas organizaciones sociales. FOVI canceló sus operaciones, adujo que los Fideicomisos favorecían concentraciones gremiales y FONHAPO limitó su participación al ritmo de recuperación de su cartera.
Además, los créditos del FOVI eran inadecuados para la población objetivo. Acreditaba demanda preferentemente asalariada con ingresos superiores a 3.5 vsm, lo cual excluía a la mayoría y mientras no se adjudicará la vivienda los intereses se acumulaban.


En septiembre de 1998 se creó el nuevo Instituto de Vivienda (INVI). Un mes después se aprobaron los primeros préstamos, en una fórmula que incluía subsidio y ahorro del acreditado. Seis programas y seis líneas de crédito mantuvieron el enfoque de la vivienda como proceso social; reconocieron particularidades de la ciudad, como rehabilitación de inmuebles con valor patrimonial, que favorecieron el arraigo, e impulsaron la mejora de viviendas en los barrios con respaldo financiero y técnico para la autoproducción. Roberto abrió cauces para evitar que la presión política fuera determinante para asignar recursos.
Vinculó la producción de vivienda con los programas de desarrollo urbano mediante los subsidios diferenciados del INVI según la ubicación, más en el primer contorno, para favorecer la saturación y redensificación del centro de la ciudad; menos en el segundo contorno, para el reciclamiento y la consolidación urbana.
Veintidós años después, coincidimos en el Comité de Producción Social de Vivienda Asistida del Consejo Nacional de Vivienda. Geo Sandoval y yo lo convencimos de presidir el Comité, tarea que asumió con compromiso y liderazgo. Planteamos dos ejes estratégicos. Por un lado, identificar los impedimentos normativos y regulatorios que limitaban el financiamiento de los Organismos Nacionales de Vivienda. Por otro, propusimos instrumentos para incrementar la cobertura, tal como un sistema nacional de capacitación especializado en la Producción social de vivienda (PSV) y mecanismos de financiamiento para fomentar los procesos y fortalecer a los actores que ofrecen servicios en la materia. Complementamos estas propuestas con una experiencia territorial concreta: analizamos la práctica del Arq. Carlos Ochoa en Jalisco, quien desde hace 27 años ha brindado suelo bien ubicado y con servicios a precios accesibles para la población de bajos ingresos. Su fórmula económica se basa en la lógica del fraccionamiento irregular, organiza las aportaciones de la demanda para comprar el terreno y urbanizarlo, lo novedoso es que eliminan el componente de especulación de un producto de mercado.
Buscamos la interlocución de INSUS y la SEDATU para identificar los instrumentos fiscales y urbanos que hicieron viable esta experiencia. Gracias a ello, más de 27 mil familias lograron acceder a un lote servido con escritura y con opción de apoyo para autoproducir su vivienda. SEDATU propuso un foro para debatir políticas que fomentaran la PSVA. Participaron miembros de dos Comités del Consejo Nacional de Vivienda, junto con el PRONACE y el INFONAVIT.


Roberto promovió una amplia consulta que culminó con un manifiesto con propuestas al gobierno actual, respaldadas por múltiples actores del sector público, social y privado.
Roberto no asistía a reuniones por protocolo, su objetivo era incidir realmente en políticas públicas a favor de los más vulnerables. Siempre los recordaré como un apasionado constructor de utopías, generoso para compartir sus conocimientos y riguroso en el desarrollo de propuestas sólidas.
Hasta siempre, querido Roberto.